: #main-column img {position:relative;} -->

viernes, 30 de marzo de 2012

Fidel Cano al desnudo: El negocio de los medios ha cambiado y está en crisis

Ser independiente, veraz, imparcial, defender la información y el derecho que tiene la ciudadanía a estar informada, y ejercer el periodismo profesionalmente le significó al El Espectador el asesinato de su director Guillermo Cano Isaza (Dic. 17/1986); y, casi tres años después, un atentado narcoterrorista (Sept. 2/1989) que lo llevó a la quiebra.

Sin embargo, el narcotráfico no desapareció. “Cambió de estrategia, aprendió a no enfrentarse directamente, a penetrar calladamente, a hacerle las cosas más difíciles al Estado o más fáciles desde el Estado a la gente que está con ellos. Hoy ya no tienen que enfrentarse directamente”, sostiene Fidel Cano Correa, director del periódico desde 2004.

“El oficio es mucho más exigente hoy. La objetividad plena es imposible pero el ejercicio periodístico debe tratar de serlo, debe dar la oportunidad a que todas las voces estén representadas”, enfatiza el periodista que no ha dejado de escribir, hacer reportajes, opinar, hablar, discutir temas y atender las inquietudes de usuarios y lectores del periódico digital sin abandonar a los del impreso. 

Fidel Cano tiene claro que “las nuevas tecnologías pusieron de cabeza el modelo de negocio que durante siglos conocieron los periódicos”, como señala Arianna Huffington en la edición "125 Años", situación que para Cano deben temer más la televisión y la radio, pues para la prensa escrita ya pasó lo peor y solo viene un reacomodo del nuevo modelo.

Sin titubeos Cano cuestiona que medios y periodistas, incluso del periódico, se enfoquen más en ser siempre los primeros cometiendo muchas imprecisiones y faltas al no confirmar datos o corroborar información, justificándose en la excusa peregrina de la falta de tiempo. También le preocupa que la prensa en general no esté preparada para relatar el resurgimiento de las luchas sociales en Colombia.

Periodista del Año Simón Bolívar 2006, Fidel Cano es filósofo de formación, con estudios en relaciones internacionales y una especialización en periodismo. Ha recorrido el camino que sueñan muchos periodistas: redactor y editor en temas de deportivos, economía, y asuntos cotidianos hasta llegar a la dirección de un medio.

El periodista cano no evade ninguna pregunta pero tampoco tiene respuestas preparadas. Dice lo que siente y piensa. ¿No cree que llegó el momento de que el periodismo se ocupe de las víctimas? ¡Sin duda!, responde de inmediato: "Cuando la sociedad escucha la voz de una víctima creo que siente que hay una deuda frente a estas. Es la misma sociedad la que está abriendo el espacio para que el periodismo se concentre más en las víctimas".


II PARTE
El negocio de los medios ha cambiado y está en crisis: Fidel Cano Correa
por Gloria Ortega Pérez

S – ¿Cuáles son los mínimos éticos irrenunciables de Fidel Cano?

FCC- Los mínimos que debería tener todo periodista: hacer un periodismo transparente. La transparencia es a lo que más se puede aspirar. Es claro que a veces nos equivoquemos y seamos posiblemente sesgados en la información, pero esto ocurre de manera transparente porque creemos en el periodismo que hacemos y no por hacerle un favor a alguien, o porque exista detrás algún interés económico o político. En mínimo ético es ese: la transparencia. Qué nadie le imponga a El Espectador lo que dice.

S – El sesgo denota una cierta intencionalidad. ¿Ud. cree en la objetividad?

FCC- La objetividad plena es imposible, pero el ejercicio periodístico debe tratar de serlo, debe dar la oportunidad a que todas las voces estén representadas. 

S – Ud. dijo en una entrevista que "El Tiempo no hace el periodismo que a mi me gusta". ¿Cuál es ese periodismo?

FCC- Combativo, independiente, sin ninguna atadura ni prevención, que no esté cuidándose de que esto molesta a fulano o a mengano. Hacer periodismo abiertamente y que allá afuera lo interpreten de diversas maneras. Pero en la esencia, en la gestación del artículo o la opinión, que no haya dobles intenciones.

S- ¿Qué es la Redacción al desnudo? ¿Un Ombudsman? Hay reflexiones de fondo y "jalón de orejas" por las “metidas de pata” de sus redactores… 

FDC- Sí. Cumple un poco el papel de Ombudsman. No he teorizado sobre el asunto pero la Redacción al desnudo la ven más de 4000 personas cada semana. Nunca pensé que fuera a tener tanto éxito. Cuando empezamos con el periódico para Ipad, incluimos esta columna para hacerlo atractivo, diferente. Surge de una experiencia durante mi tesis de periodismo en el Chicago Tribune. Conocí las ediciones locales y periódicos más pequeños de los suburbios de la ciudad. Uno, cuyo nombre no recuerdo, el día sábado destinaba la última página del periódico para que un editor contara lo qué había sucedido durante la semana en la redacción. Por ejemplo si habían tenido problemas en conseguir un personaje. Pero en realidad hablaban de los cumpleaños de los periodistas, que habían jugado futbol, etc. A partir de la tercera salida de la página se volvió más de fondo y también creció la participación. El espacio había conseguido mostrar que los periodistas nos equivocamos, que el periodismo no es una cosa automática, que somos seres humanos y que las salas de redacción son centro de discusión. 

S- ¿Tiemblan en la redacción con su "jalón de orejas"?  

FDC- Un poco. Les importa y bastante. Cuando empezó se quejaban de que ‘les diera tanto palo’, que los aventara públicamente. Pero eso les genera más responsabilidad. Nadie quiere aparecer en la Redacción al Desnudo lo cual me parece muy bien.

S – Después del asesinato de Don Guillermo Cano y posterior atentado contra el periódico, ¿cree que existe alguna diferencia entre el periodismo de los años 80 al de hoy?  

FCC-  El Espectador sin querer quedó metido en esa guerra casi que por accidente. Por hacer el periodismo que siempre ha hecho se convirtió en objetivo de los criminales. No era una guerra del periódico contra los narcotraficantes aunque así quedó plasmado. La lucha del periódico era por la sociedad. Don Guillermo Cano tenía el convencimiento absoluto por mostrar lo que pasaría en el país si no se cerraba el paso al narcotráfico. Su intención no era entrar en una guerra total contra el narcotráfico o sus capos. Simplemente, por actuar bajo la misión del periodismo terminó metido en esa batalla. 

Hoy tratamos de hacer ese mismo periodismo, posiblemente no con la valentía de Don Guillermo pero seguimos en lo mismo. No sabemos si eso nos convierta o no en "objetivo" de esa manera. El periódico es distinto, ya no es de una familia y eso hace la diferencia. El director le responde a una junta directiva de personas que están en un negocio. Aunque recibo todo el apoyo es distinto que reunirme en una empresa familiar con mis hermanos y tomar la decisión de anteponer el periodismo por encima de cualquier otra cosa. Hasta ahora el periódico se ha respetado y no ha vuelto a enfrentar una situación límite como la del narcotráfico o la del Grupo Grancolombiano.  

S – En los años 80 mientras había una lucha gubernamental contra el narcotráfico que ya había infiltrado los poderes públicos y la sociedad, el periódico luchaba por advertir lo que pasaría. El terrorismo del narcotráfico prácticamente desapareció. ¿Contra qué lucha hoy El Espectador?

FCC-  El Espectador y Guillermo Cano empezaron a hablar de Pablo Escobar cuando este aún era congresista. 

En Colombia se consideró afortunado que algún narcotraficante se interesara en la finca del señor terrateniente y la comprara al triple de su valor real para luego, tomando whisky, jactarse contando que un narco se la compró. Mucha gente del poder político y económico paseaba con ellos en yate por Cartagena. Hoy no me parece que sea tan diferente. Cuando el narcotráfico atacó de manera directa al Estado, este reaccionó enfrentándolo con todas las dificultades porque no había unidad nacional contra el narcotráfico. ¡Cayó tanta gente! [Rodrigo] Lara, [Luis Carlos] Galán, magistrados, jueces… Ocurrió la guerra del narcotráfico. Pero el origen es muy parecido a lo que existe en la actualidad. 

¿Qué cuál es la lucha de El Espectador hoy? La misma. Seguir develando esas cosas. El narcotráfico cambió de estrategia. Aprendió a no enfrentarse directamente sino a penetrar calladamente, a hacerle las cosas más difíciles al Estado, o más fáciles desde el Estado a la gente que está con ellos. Hoy ya no tienen que enfrentarse directamente.

S  - ¿Por qué los medios no llaman las cosas por su nombre? Delitos como el cohecho lo llaman “Yidispolítica”; a asesinatos extra juicio a manos de miembros del ejército, “falsos positivos”, igual pasa con las interceptaciones telefónicas y seguimientos ilegales hechos sin orden judicial, le dicen "chuzadas del DAS", etc. Esto tal vez aleja a la sociedad de su derecho de comprender lo que pasa realmente en un contexto, la dimensión y significado de esos delitos. 

FCC-  No sabría decir por qué. Usar esos términos es una manera de nombrar el problema, pero los periodistas al escribir sabemos de lo que hablamos. Posiblemente la gente no. Tampoco creo que exista una intención por ocultar esos hechos. Seguramente estamos creando confusión en la interpretación que hace la gente y no estemos ayudando en la comprensión de la realidad.

S  - ¿Qué ha hecho bien o ha hecho mal el periodismo en esta coyuntura?  ¿Cuál es nuestro mea culpa?

FCC- (Profundo y largo silencio). Muy difíciles sus preguntas... Hemos hecho bien revelando muchísimas cosas que estaban ocultas, pero siempre extraño un mayor profesionalismo del periodismo. Nos conformamos con el documento que nos filtran y no reflexionamos un poco más sobre el por qué filtran esto o aquello; muchas veces salimos corriendo a entrevistar al bandido, incluso, cuando son ellos los que llaman y no pensamos por qué quieren hablar en ese momento, porque quieren decir esto o aquello… Somos un poco culiprontos. Vamos detrás de la primicia. No tengo problema de que se entreviste a criminales, pero si me gustaría un poco más de reflexión antes de hacer las publicaciones. Tal vez eso le falta hoy al periodismo.

S  - ...Falta tiempo para pensar, para leer, para reflexionar, para reposar...

FCC-  No creo que sea falta de tiempo, más bien que no lo busquemos y salgamos rápido a que no nos quiten la primicia… Puede ser, tal vez, pero no sé… Está muy difícil... 

Sentipensantes: quizás parte de ese mea culpa sea algo que está ocurriendo en el periodismo en general. Por ejemplo, en el caso del conflicto armado interno el periodismo está supeditado al comunicado de prensa de la fuente oficial, a la rueda de prensa de la fuente oficial, sea incautación, detenciones, ataque terrorista, asesinatos extra juicio… Parece que si solo es para recoger información pues ya no se requieran periodistas...

S- ¿Qué pasó con el periodismo que se metía a la selva a traer las historias del conflicto armado, incluso las de las comunidades más alejadas y que solamente se visibilizan cuando hay una situación de coyuntura, invierno, terrorismo?… ¿Qué pasó con ese modelo de periodismo? ¿Ya no es válido, no se le cree o no hay plata?

FCC - El negocio de los medios ha cambiado y está en crisis. La pérdida de ese modelo de periodismo es un asunto financiero y no algo que solamente tenga que ver con las fuentes oficiales. La gente está accediendo y acepta por Internet y redes sociales mucha información que no necesariamente es de mejor calidad. Hoy la mayor audiencia de El Espectador es digital, apenas empieza a coger fuerza la financiación por publicidad, pero eso no alcanza a cubrir una redacción profesional. El Espectador es el segundo periódico nacional y no tiene corresponsales en ninguna parte porque no hay como pagarlos, como sostener una plantilla como sí lo hizo en los años 80 que tenía oficinas de redacción en todas las principales ciudades del país. Algunos free lance escriben desde las regiones y con la plantilla de Bogotá tratamos de hacer muchos viajes pero no es lo mismo. Viajan un día por una historia y regresan al siguiente. Ante la inmediatez de lo digital, no hay claridad de que esa inversión se recupere en el periodismo impreso. Evidentemente las noticias corren minuto a minuto, un poco como la radio. 

Por ejemplo. Cuando comenzó a circular el video sobre la represa de el Quimbo [“El video que el gobierno colombiano no quiere que veamos”, 20/02/2012], no permití que se subiera a la puntocom de manera inmediata. Había que revisarlo porque, evidentemente, estaba editado, tenía una intencionalidad, un sesgo que debíamos conocer. En el ámbito digital es frecuente que se suba una noticia de alguien que dijo algo y eso, desde luego, genera mucho tráfico. Así lo hicieron otros medios, subieron de inmediato el video. Nosotros no. Esperamos. Debíamos conocer explicaciones, información y el contexto para publicarlo, pero de inmediato no. 

Ese es un caso en el que pude intervenir y orientar, pero la dinámica del minuto a minuto  digital es muy difícil. A veces se publica información sin comprobar porque “alguien dijo” y eso se toma como verdad. Es muy complicado ejercer controles en el periodismo del mundo digital. 

S – Llevamos 20, 30 años de un periodismo centrado en los actores del conflicto armado, guerrilleros, paramilitares, gobiernos, miembros del ejército... Para los medios pareciera que las víctimas no existen. ¿No es el momento de que sean las víctimas el centro de atención del periodismo sin que, desde luego, deje de hacer seguimiento a lo actual? 

FCC-  Sin duda. Lo que pasa es que el ritmo noticio es real. Una persona que produce un escándalo o genera la información más relevante, por lo general, ha estado metido ahí, en la guerra, no como víctima, sino como actor. Creo que por eso hay esa tendencia de mirar a los victimarios, nunca a las víctimas. Pero evidentemente la voz de las victimas cada día es más importante. Siento que la sociedad ha empezado a valorarlas más allá de sus movimientos y organizaciones más visibles que, lamentablemente, algunas siguen siendo rechazadas como si fueran parte de la guerrilla. Pero cuando la sociedad escucha la voz de una víctima creo que siente que hay una deuda frente a estas. La misma sociedad es la que está abriendo el espacio para que el periodismo se concentre más en las víctimas. Pero tiene toda la razón, el periodismo ha estado alejado bastante de las víctimas. 

S- Quizás al amparo de la Ley de Víctimas exista la “posibilidad” de hacerlas visibles. También, al resurgimiento de las luchas sociales, sindicales, a las movilizaciones alrededor de la minería, el agua, los recursos naturales, la educación... ¿El periodismo está preparado para entender y contarle a la sociedad acerca de estas luchas?

FCC-  No creo que estemos preparados. Así se observó en las movilizaciones de la educación. La prensa en general fue muy corta de visión frente a ese movimiento. No entendimos bien qué se está generando y que, aunque llega un poco tarde a Colombia, llegó para quedarse. No se trata de la coyuntura de una Ley de Educación, tampoco de la coyuntura del movimiento de resistencia en Santurbán. Existe un sentimiento y movimiento global -no organizado globalmente-, frente a la crisis económica, frente a la educación, a la desigualdad, frente a todo. El mundo necesita pensarse de nuevo en el orden político y económico mundial. Así como pasó en otras partes también ocurrirá en Colombia. El periodismo no puede seguir cubriendo este fenómeno simplemente como una coyuntura. Tenemos que acompañar mucho más a estos movimientos para tratar de conocer qué son, profundizar en ellos y entenderlos mejor. Aprender de la mano de ellos.

S- Parece que frente al fracaso de lo político hay una tendencia en el mundo de una especie de adueñamiento desde lo técnico... 

FCC- Sin duda. Tendencia que se presenta mucho más en lo digital que en los medios análogos (tradicionales) porque ahí la polifonía de voces se escucha más. Hay una sociedad, de alguna manera, mucho más democrática.

S-  Los que no se han asomado al mundo virtual (“dinosaurios”) creen que los que sí es porque tenemos una tecnófila muy activada y estamos perdiendo el tiempo. ¿Qué opina?

FDC-  No sé, de pronto… (Risas)  Esto evoluciona y cambia tanto y tan rápidamente que apenas en dos, tres años aparecieron nuevas tecnologías, nuevos desarrollos. ¿Será que estamos perdiendo el tiempo en algo que no va a existir dentro de dos años? 

S-  ¿O es que han desaparecido los temores de los medios impresos de convertirse en digitales contra la circulación del papel?    

FDC-  Ese temor que lo tengan otros, los de la TV y la radio. Los periódicos ya pasaron esa revolución, falta el acomodo del negocio. Saber cómo va a ser o si se justifica tener una redacción profesional haciendo periodismo de profundidad. Quizás la triste realidad es que no se necesita.  
Facsímil de la edición del 21 de julio de 1969. Tomada de la Web.

S- ¿Cómo llegó Ud. a las redes sociales, cómo decidió estar en Twitter o Facebook?

FDC- Nadie me sugirió hacerlo. La curiosidad, la exploración me llevaron. Concibo la red social Facebook como un espacio privado, para los amigos y, por lo general, no acepto a nadie que no conozca. Cuando empecé a oír del fenómeno ingresé a Twitter. Estuve un año sin hacer nada porque no entendía la herramienta. La retomé para anunciar qué iba a salir en el periódico. No soy tan activo y tampoco participo en discusiones o peleas porque para eso está el periódico y la editorial. Solo sí me preguntan doy una opinión. Más bien soy un poco precavido. Tengo claro que cualquier cosa que diga refleja la marca de El Espectador.

S-  ¿Cómo convive el impreso y el digital con dos plantillas de redactores distinta?

FCC- Arrancamos por caminos independientes hasta ahora son colaborativas y separadas pero estamos en proceso de tener una sola redacción. Estudiamos cómo serían los horarios, cómo balancear cierres, cómo compaginar lenguajes y dinámicas para no afectar ninguno de los dos productos. Lo que es claro es que por momentos estaban tan alejados que parecían dos medios independientes. 

S-  ¿Qué será lo común?  

FCC- Los principios, el criterio general. Será el mismo contenido presentado en diferentes plataformas aprovechando las ventajas de cada una. Todo se tendrá en cuenta pero la filosofía es una sola.  

El que “manda” hoy es el usuario y los dos son usuarios, públicos muy distintos. Hay que escucharlos. Son lectores crecientemente exigentes frente a los medios. Tienen voz y como expresarse. Pero en lo que insisto es que sea la misma filosofía, el mismo criterio general en cualquiera de las plataformas, en el impreso, el iPad, el puntocom y en el que venga. Evidentemente cada medio tiene su lenguaje, sus particularidades, cómo se titula, cómo se cambia...

Sentipensantes: ... o cómo se “re empaca el producto”...

S-  El periodismo es uno solo para todo, los principios, el rigor... ¿Cuál será el perfil, talento, habilidades, conocimientos del periodista para dar respuesta al multi target informativo?

FCC-  La profesión cambió totalmente. El oficio es mucho más exigente hoy. Para un medio como El Espectador, que es impreso y es digital, ese periodista debe tener en mente que aporta talento a las dos plataformas. La experiencia iPad nos ha ayudado mucho a entender la dinámica. No se trata simplemente de poner a circular noticias todo el día a toda hora. Debe tener criterio, capacidad de estar en lo inmediato, de subir noticias, de estar bien dateado, de saber escribir bien y hacerlo en un celular, enviar una nota o llamar y dictar, como lo hacíamos antes. No se trata que el periodista que hace el video también escriba aunque algunos tengan esa habilidad y, posiblemente, estén cada vez más preparados para eso. Hay otros periodistas que estarán un poco más reposados. Se busca enriquecer el puntocom y fortalecer más el impreso. A eso aspiro al integrar la redacción.

S-  Si hay algo que distingue a un periodista es que tiene una especie de “sismógrafo” incorporado que le permite olfatear una noticia…

FCC-  Ese olfato tiene muchas más herramientas positivas en la actualidad. La capacidad de medición en lo digital permite saber cuáles asuntos pueden convertirse en noticias. Pero también tiene el riesgo de volverse monotemáticos. El periodista de hoy debe aprender a leer esas herramientas que no teníamos antes, podrá afinar un poco más su olfato periodístico. 

S-  Hay estudiosos que sostienen que el periodismo digital va a fortalecer las unidades investigativas de los periódicos impresos...

FDC-  Estoy convencido de eso. Por eso la integración de las redacciones. No solo se busca fortalecer el puntocom sino el impreso. El periodista del impreso es más pausado, no es tan acelerado con la noticia inmediata y en su relación con las redes. Mucha información que circula a través de la Internet es basura, datos inconexos, sin contexto, pero podemos ver no solo errores, sino también descubrir historias que se habían subvalorado o información adicional de temas que se han abordado o que no se han desarrollado todavía.

S- Hace pocos días Ud. envió un tweet que decía: “Brillante regla del Guardian para sus periodistas: "si va a twittear, no sea estúpido" Chris Elliot, defensor del lector. 

FDC- Es la regla The Guardian según nos contó el defensor del lector y me parece muy buena. Para los periodistas del Guardian es la norma. Entiendo que cualquier persona diga lo que quiera cuando tuitea, incluso que sea estúpido, no importa. Pero alguien que representa un periódico, es una norma que me parece buena.

S- ¿Los redactores de El Espectador tienen alguna norma?  

FDC- No. Espero que ese tweet les haya quedado como norma. (Risas…)  

S- La transparencia es un valor ético fundamental. También la libertad de expresión. ¿Es Ud. la “biblia de la izquierda colombiana”?  

FDC- No, qué va.  

S – Allá afuera así lo interpreta un columnista del portal  Pensamiento Colombia…

FCC- ¿Qué pensará ahora [Julian] Asange que me acusa de ser espía de la derecha? (Risas). No he leído a ese columnista pero me parece que tiene una mirada muy sesgada de lo que hacemos en El Espectador. Yo lo que soy es un descreído. No creo en nadie. No soy de izquierda ni de derecha ni me interesa favorecer a nadie ni soy amigo de los políticos. Más bien es difícil que yo crea en alguien que tenga poder. 

S- Por un cable de Wilikileaks con problemas de traducción se generó una controversia entre José Obdulio Gaviria y el Director Nacional de la Policía. El articulista que le menciono además acusó a El Espectador de formar parte de la "jauría mediática de periódicos, noticieros, periodistas y columnistas dedicada a destruir el legado de Álvaro Uribe".

FDC-  Tratar de destruir el legado de un político sería un objetivo muuuuuy pequeño para un medio como El Espectador. No tengo nada de izquierdista, más bien soy de corte socialista. Me gustan algunas ideas de la izquierda aunque pregúntele a los de izquierda si creen que soy la biblia. (Risas). Para ellos soy parte del establecimiento. Como le dije: no creo en nadie. Ni en izquierdistas ni en derechistas. Solo en las ideas liberales y en las libertades individuales, casi que en lo que creo es en el anarquismo. Sería muy infeliz en mi trabajo si tuviera semejante objetivo tan pendejo, destruir el legado de un político. 

S  - ¿Cómo hacer periodismo en Colombia sin terminar frustrado en el intento?

FDC-  Conociendo los límites del periodismo. Se debe querer más el periodismo que al resultado del periodismo. Los periodistas no somos los que vamos a solucionar los problemas de este país. No somos los que vamos a hacer la paz ni los que vamos a acabar con la criminalidad. Nosotros damos nuestro aporte tratando de descubrir lo que la gente quiere ocultar y de mostrar ciertas realidades. Es la sociedad entera la que tiene que solucionar sus problemas. Pensar que el periodismo puede cambiar un país aporta pero no deben hacerse muchas ilusiones. Saber cuáles son las imitaciones del periodismo es lo que permite no frustrarse.

S- Última pregunta, ¿Cuál es la noticia soñada?

FDC- Qué Santa Fe sea campeón, otra vez.  (Risas)

S- Muchas gracias.

El panorama del acceso y calidad de la información no puede ser más desolador hoy n Colombia. Las páginas de los periódicos son cuadrículas descriptivas que casi nunca proporcionan un contexto, un por qué y menos aún, un antes o un después de lo relatado que permita entender de qué va el asunto. Otro tanto ocurre en lo digital, solo que la plataforma de Internet proporciona infinitas posibilidades de hallar información de calidad, claro está, si se quiere y tiene un poco de sentido común, un poco de criterio y extrema agudeza para hacerse preguntas frente a lo hallado.

El periodismo que necesita Colombia es el que sea capaz de señalar, desde los hechos mismos, cuál ha sido el camino equivocado, quiénes son sus responsables y cómo hemos perdido todos en ello, pero que se lo diga con las letras del abecedario y llame a las cosas por su nombre.

Más allá de su profesional trabajo periodístico podría decir que Fidel Cano es, ante todo, una buena persona, un buen ser humano, condición fundamental para ser un buen periodista como insistió el maestro Ryszard Kapuscinski. 

Si no ha leído la I Parte de esta entrevista "Fidel Cano al desnudo, 125 años de El Espectador: un acto de supervivencia" pinche en este enlace

Nota. Las fotos no corresponden al día de la entrevista. Fallaron las pilas de la Canon (lo que confirma que la Ley de Murphy sigue vigente ¡pilas!) y regresé días después con la Nikon para tomarlas. Tres de las imágenes corresponden al momento en que Fidel Cano Correa abría un paquete que contenía dos libros: Uno, la segunda edición (2012) de "Colombia en la poesía colombiana - Los poemas cuentan la histora", de la editorial Letra a Letra, y otro, El país imaginado 37 poetas responden a Robinson Quintero Ossa. Los dos textos habían sido presentados por su editora Luz Eugenenia Sierra esa semana y enviados al director del diario. Fidel Cano estaba provocado hojeándolos. Por último, las fotos en las que aparezco fueron tomadas amablemente por María Isabel Barbosa, asistente del director.
Si utiliza alguna foto de este Post y del Blog debe indicar el siguiente crédito: "Foto(s) by Bunkerglo/Gloria Ortega Pérez http://somossentipensantes.blogspot.com". La autora comparte su obra exclusivamente en medios digitales. No autoriza la reproducción parcial o total de los materiales (fotos y textos) en ningún medio impreso sin expresa autorización de su propietaria. Derechos protegidos por CC Creative Commons.

jueves, 29 de marzo de 2012

Fidel Cano al desnudo - 125 años de El Espectador, un acto de supervivencia


El Espectador, más que un periódico longevo (¡125 años!), es un sobreviviente de la historia del país. Desde Rafael Nuñez hasta nuestros días, sus biógrafos destacan al unísono su indeclinable talante para enfrentar la intolerancia (la de los conservadores); la censura (la de la Junta Militar de Gustavo Rojas Pinilla, 1955); la “tenaza económica” (del Grupo Grancolombiano, 1982); el asesinato (aún hoy en la impunidad) de su director Guillermo Cano Isaza (1986), y el atentado a sus instalaciones ordenado por el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria (1989), batallas, todas, difíciles y dolorosas en la larga lucha que sigue dando por salvaguardar sus principios fundacionales en defensa de las libertades. 

Muchos otros periódicos en Colombia también son antiguos pero, El Espectador es de una estirpe periodística y marca familiar que ha trascendido más allá de las fronteras. Quizás no sorprende por eso que para celebrar sus 125 años de existencia, su director consiguiera reunir 125 voces autorizadas en distintos temas en el mundo que no dudaron en aportar, en la edición especial número 35.683 de 128 páginas, 125 miradas ambiciosas del futuro. El único periódico del país que de manera efectiva y desde hace más de dos años, le apuesta a la conservación de la naturaleza utilizando tintas ecológicas fabricadas con aceites derivados de la soya para su impresión.

Este nuevo cumpleaños del periódico fue el pretexto oportuno para conocer y entrevistar al director y bisnieto del fundador, quien regresó en 8 años el periódico semanario a diario y arraigar su prestigio periodístico en dos plataformas: el impreso y el digital (www.elespectador.com), este último desde donde construye un relevante diálogo con los usuarios de la red social Twitter. 

Fidel Cano Correa en el mundo impreso y digital es hoy un referente del periodismo comprometido, crítico y fiscalizador en defensa de los intereses de la sociedad, sucesor cabal de don Guillermo Cano y descendiente relevante de una familia que por todas las puntas entendió el periodismo como servicio público.

Es un tipo sencillo, fácil de tratar y al que la vanidad (¡qué fortuna!) no logró atrapar. Siente todo lo que expresa y lo dice con moderación sin perder la espontaneidad, incluso en sus largos silencios y estallidos de risa. La puerta de su oficina siempre está abierta para los de adentro y también para los de afuera. Los redactores más jóvenes del diario lo llaman simplemente por su nombre y lo tratan con mucha naturalidad como a un igual.

Fidel Cano no habla de la verdad en el periodismo sino de la transparencia y la independencia como sus principios fundamentales. “El periodismo de hoy es distinto y el negocio también cambió”, advierte

Durante el último año he intercambiado menciones en Twitter con el director, casi siempre para indicar llanas observaciones a yerros y gazapos en el digital. Sin embargo, no me seguía hasta que se lo pedí unas semanas atrás, única manera para poder enviarle un DM (Mensaje Directo) y solicitarle, sin mayor expectativa, me concediera esta entrevista. Su respuesta fue inmediata: “Con gusto. El lío es la agenda”. 

Qué el director de El Espectador aceptara dialogar para Sentipensantes era una señal que me indicaba su amplio conocimiento y comprensión sobre el periodismo digital. El reto crecía. No entrevistaría a un “dinosaurio”

Pocos días después ya estaba en su oficina. La misma en la que se "desnuda" semanalmente ante los lectores del digital para, en casi 7 minutos, poner los puntos sobre las íes y "jalar orejas" con absoluto respeto pero de manera clara empezando por él y continuando con quienes, durante la semana, hayan metido la pata en la redacción del diario. Basta observarlo en su Redacción al Desnudo para saber que es una actividad que disfruta mucho.  

Esa semana andaba muy liado con la producción de la edición especial “Año 125”. Así que aprecio mucho que sin afanes y con especial consideración destinara casi dos horas que tomé de su ocupada agenda para atender generosamente mi pretenciosa y extensa entrevista. “¡Tremendo trabajo de edición el que le espera!” me dijo al final de la misma y tenía razón. La conversación está dividida en dos partes, primero, porque no hice delete a nada y, segundo para facilitar a mis amables visitantes su lectura.  

Fidel Cano Correa habló del periodismo, del país, del presidente Juan Manuel Santos y, por supuesto, de Uribe y su gobierno; también de la crisis ética, del poco optimismo que tiene por el país que tendremos en 20 años y, desde luego, de los 125 años de El Espectador que se cumplieron el pasado 22 de marzo. Por ahí empezamos. 



I PARTE
Los 125 años de El Espectador: un acto de supervivencia, dice Fidel Cano Correa
por Gloria Ortega Pérez


Sentipensantes - El fundador y director del periódico Fidel Cano Gutiérrez escribió hace 125 años: “El Espectador trabajará en bien de la patria con criterio liberal y en bien de los principios liberales con criterio patriótico”. ¿Sigue siendo esta la máxima del periódico?  

Fidel Cano Correa - Sí. Por los principios liberales, aunque ese era un momento partidista. El Espectador sigue defendiendo las ideas liberales con criterio patriótico y siempre pensando en el bien de la patria. Pero hay otra máxima también de don Fidel que se aplica mejor para los tiempos: “El Espectador no irá en pos de los hombres, hechos o ideas que por ministerio del éxito están en boga, sino que por el contrario, se propone rendir culto a las grandes ideas proscritas por la apostasía o la debilidad; no dará a las buenas y a las malas acciones unos mismos nombres; no hablará a los dueños del poder el lenguaje de la lisonja, y no tributará aplausos ni a los hombres ni a sus actos sino cuando la Conciencia nos lo mande”, parafraseando su primera editorial. (Marzo 22, 1887).

S - ¿Qué significan 125 años para El Espectador en un país como Colombia?

FCC- Un acto de supervivencia. Una historia fuerte en la que, por defender los principios trazados por su fundador, ha enfrentado todo tipo de persecuciones poniendo su existencia en interrogante muchas veces. Llegar a sus 125 años fortalecido es una muestra de que sí se puede hacer un periodismo transparente e independiente, sus bases son sólidas para prever un futuro promisorio. Aunque seguramente también no faltarán adelante quienes quieran acallarlo.

S – ¿Solidez periodística, pero también mejor “músculo” financiero?

FCC-  Es mayor su solidez periodística que sus finanzas. Año tras año el periódico sigue dando pérdidas. Es una fortuna que sus dueños crean en la esencia de El Espectador y le hayan dado soporte económico y financiero sin aprovecharse de la marca para sus otros negocios. Lo asumen como un asunto de responsabilidad social.

S - La gente olvida con frecuencia quién es el dueño de El Espectador. Cuando se molestan por la calidad de la información en general recuerdan más a los dueños de otros medios...


FCC- Cuando el Grupo [del industrial Julio Mario Santo Domingo] compró El Espectador era “otro Grupo” con ambiciones e influencias políticas para otra cosa. Después de muchos vaivenes -cambiaban de director como cambiar de pocillo de tinto-, de intentar ser un periódico sin carácter fundacional, se dieron cuenta que El Espectador era necesario para el país solo sí hacía periodismo independiente, de lo contrario sería uno más y como no es el líder, su existencia no tendría ningún sentido. Así lo entendieron. El Espectador existe como una voz independiente y abierta. Eso lo respetan y apoyan. Quizás por eso para la gente no sea evidente quien sea su propietario.

S  - En una entrevistan celebrando los 120 años del periódico usted señaló que el país tenía la “tendencia a esconder los problemas y a barrer hacia adentro”. ¿Aún es así o algo ha cambiado?

FCC-  Este es un país que trata siempre de esconder los problemas. Cuando se observa lo que han develado los medios y la justicia en los últimos años, uno se pregunta cuántos países se atreven a levantar el tapete a tantas situaciones del poder real y del poder político. Lo cierto es que apenas se han destapado las punticas del tapete y no estoy seguro que se quiera levantar el tapete completo.

S  - ¿Eso significaría que hay cierta solidez en esta democracia?

FCC-  Sí. El hecho de que no haya habido una tercera reelección [de Álvaro Uribe] cuando tenían todo para imponer ese estado de opinión del que nos hablaban, es muestra de que pese a sus miles de problemas hay una fortaleza institucional. Si uno mira los países vecinos se da cuenta que, de todas maneras, este es un país serio, que tiene límites.

S - En el 2009 el diputado y ex alcalde de Palermo, Leoluca Orlando visitó a Bogotá. En una de sus intervenciones explicó cómo funcionaba la mafia italiana. Decía que “la mafia era un sistema de poder económico, un sistema de poder político, un sistema de poder religioso, un sistema de poder financiero”. Por todo lo revelado hasta hoy de los 8 años del gobierno Uribe me pregunto si no tuvimos un Estado mafioso.

FCC-  (Silencio). Son categorizaciones difíciles. En realidad sería del gobierno porque el Estado es mucho más amplio. La justicia está haciendo su trabajo. En ese gobierno había gente bien intencionada, limpia, que creía en un proyecto político. Pero al interior del grupo político de Uribe había otra gente más que venía de nexos con la mafia y el paramilitarismo, y con un estilo de poder mafioso que lograron imponer. No me atrevería a decir que fue un gobierno mafioso. Había de todo. Funcionarios muy decentes que simplemente creían, pero también muchos más ingenuos. En cambio, los del poder mafioso sabían para lo que estaban. Posiblemente por eso terminaron teniendo más fuerza dentro del gobierno.   

S - ¿Qué le faltó al periodismo durante ese gobierno para que la sociedad abriera los ojos a lo que hoy mira con asombro? O es que, ¿quiso ser sorda, muda y ciega y pasar de agache frente a lo que pasaba?

FCC-  Más lo segundo. Al comienzo éramos pocos los que mirábamos con voz crítica el gobierno de Uribe porque, evidentemente, tuvo unos resultados que afectaban mucho a la gente. Los avances en seguridad de su primer gobierno ante una sociedad hastiada por la burla de El Caguán, se constituyó en un logro que hizo que la gente amara a ese presidente y admirara su gobierno. Pero, paralelo a eso, había otras cosas que El Espectador desde el comienzo criticó alrededor del Estado Social de Derecho, la Constitución... El periódico fue de los pocos medios que se opuso a la primera reelección. En su segundo mandato hubo una creciente concentración de poder y deseo de imponer casi que una monarquía, además de todos los desarrollos criminales que se han venido conociendo en este tiempo. Pero solo en el segundo periodo el periodismo estuvo fuerte y reveló todo eso.

S-  Llevamos 19 meses del gobierno de Juan Manuel Santos. Todo parece indicar que no era Uribe3 o es un lobo con piel de oveja. ¿Qué concepto tiene del presidente Santos y su gobierno? 

FCC- Claramente no es Uribe3. Santos tiene un discurso muy liberal, es una persona que todos conocemos. Estratégico y jugador de póker. Lo que no sabemos es qué camino tomará cuando ya no esté en la cúspide de la popularidad. 

S-  ¿Cuando ya no pueda cañar y no tenga con qué apostar?

FCC-  Sí, cuando tenga que tomar las decisiones más difíciles. Hasta ahora lo ha manejado muy bien. Su objetivo era ser Presidente, lo consiguió y quiere sacar una presidencia buena. No creo que tenga aspiraciones de perpetuarse o dejar armadito todo para manejarlo como ex presidente. Lo está haciendo de buena fe. Ojala no me equivoque.

S-  ¿Qué clase de país tendremos en 15 - 20 años? ¿Ya nos hemos sentado a resolver, a conciliar, a concertar nuestras dificultades entre colombianos o vamos a seguir en las mismas con los mismos?

FCC-  (Largo silencio). No soy tan optimista. Hay buenas bases en lo económico. Latinoamérica es una región en la que las inversiones tienen puestos sus ojos y en especial en Colombia. Pero de la manera como se den esas inversiones hoy y cómo sepamos aprovecharlas para bien de todos los colombianos, dependerá cómo seamos en 15 años. Sigo sintiendo que esta es una sociedad demasiado dividida y evidentemente la desigualdad es demasiado grande. Por esto no soy tan optimista. Todo este buen panorama y perspectivas económicas pueden irse en riqueza para unas multinacionales que se llevan la plata, y para que un poco de gente local que se haga rica. Así, tendremos una sociedad todavía más dividida.

S-  ¿Cómo enfrentar la crisis ética y de valores que vive el país? ¿Cómo se resuelve en medio de este despelote?  

FCC-  Recobrando el valor de la ética. Que no sea más el país de los vivos sino que realmente sea digno de vivir y de mostrar. Romper esta crisis ética empieza por involucrar a la gente en las bondades de la ética. En que vale la pena, así el camino sea más difícil o no se haga rico. Esa vía tiene compensaciones diferentes que hay que aprender a valorar. Los movimientos sociales que se están generando desde los jóvenes tienen una posición ética muy interesante. Lo que ocurre es que cada vez que surgen estas expresiones los extremos tratan de cooptarlos o de macartizarlos. En estas juventudes hay una actitud de valoración de lo ético que ojalá tome vuelo. 

S-  ¿Por dónde empezar, con quién, cómo se hace?

FCC-  Con cosas sencillas. Por ejemplo, que la gente proteste por los abusos de los escoltas. Como este país era tan inseguro hace 5 años, “nos tocaba” aceptar a los escoltas donde y como fuera. Hoy la gente se pregunta pero, ¿cómo así? Todos tenemos los mismos derechos y nadie puede abusar de sus privilegios. La ética se rompe cuando se imponen los privilegios como colarse en una fila, que en el banco lo atiendan por aparte… Hoy se rechazan esas prácticas que no existían antes y eso me hace tener esperanza que de esas pequeñas cosas pueda surgir algo más. (Fin de la I Parte).


La II Parte de Fidel Cano al desnudo, "El negocio de los medios ha cambiado, está en crisis", la encuentra el otro post más abajo. El director de El Espectador revela que en pocos meses el periódico tendrá una única redacción que se ocupará de las dos plataformas: la digital y la impresa. También, se refiere al panorama del periodismo, sus errores y aciertos y de cómo día a día la sociedad se ha venido encargando de exigirle que se ocupe de las víctimas de la violencia política. 

Nota. El día de la entrevista fallaron las pilas de la Canon (lo que confirma la vigencia de la Ley de Murphy), así que regresé pocos días después con la Nikón para tomar las fotos.
Si utiliza alguna foto de este Post y del Blog debe indicar el siguiente crédito: "Foto(s) by Bunkerglo/Gloria Ortega Pérez http://somossentipensantes.blogspot.com". La autora comparte su obra exclusivamente en medios digitales. No autoriza la reproducción parcial o total de los materiales (fotos y textos) en ningún medio impreso (análogo) sin expresa autorización de su propietaria. Derechos protegidos por CC Creative Commons.

lunes, 19 de marzo de 2012

Diálogo entre Colbert y Mazarino

Diálogo entre Colbert y Mazarino durante el reinado de Luís XIV

Colbert: Para conseguir dinero, hay un momento en que, engañar al contribuyente ya no es posible.   Me gustaría, Señor Superintendente, que me explicara cómo es posible continuar gastando cuando ya se está endeudado hasta al cuello...

Foto by Bun Parque Nacional, Bogotá.
Mazarino: Si se es un simple ciudadano, cuando se está cubierto de deudas vas a parar a la prisión. Pero el Estado...
cuando se habla del Estado, eso ya es distinto  No se puede mandar el Estado a prisión. Por lo tanto, el Estado puede continuar endeudándose. ¡Todos los Estados lo hacen!

Colbert¿Usted piensa eso ? Con todo, precisamos de dinero. ¿ Y como hemos del obtenerlo si ya creamos todos los impuestos imaginables?

Mazarino: Se crean otros.

Colbert: Pero ya no podemos lanzar más impuestos sobre los pobres.

Mazarino: Es cierto, eso ya no parece posible.

Colbert: Entonces, ¿sobre los ricos?

Mazarino: Sobre los ricos tampoco. Ellos no gastarían más, y un rico que no gasta no deja vivir a centenares de pobres. Un rico que gasta, sí.

Colbert: Entonces ¿cómo hemos de hacer?

Mazarino: Colbert, ¡¡ piensas como un queso de gruyere o como el orinal de un enfermo!!.   ¡¡Hay una cantidad enorme de gente entre los ricos y los pobres !! Son todos aquellos que trabajan soñando en llegar algún día a enriquecerse y temiendo llegar a pobres. Es a  ésos a los que debemos gravar con más impuestos..., cada vez más..., siempre más! ¡¡ Esos, cuanto más les quitemos, más trabajarán para compensar lo que les quitamos!!. ¡¡ Son un reserva inagotable !!.